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Posiblemente lo que acabó haciendo el mejor equipo andaluz en la noche de ayer se pueda calificar de fracaso deportivo,o más bien,desilusión.Es cierto que nos tocó el rival más duro que nos podía tocar para ser "cabeza de serie" y estar como uno de los equipos con mejor puntuación UEFA.Pero tenemos que ser sinceros con nosotros mismos,independientemente de que mereciésemos o no la eliminación en la previa de la Europa League.

Jugamos con un equipo alemán como es el Hannover96 que nos ganó en su propio feudo por 2-1 (creo que merecidamente) y que luego en nuestro propio campo no fuimos capaces superar el empate a un gol y por tanto una renta negativa que nos hacía apearnos a las primeras de cambio de esta competición europea.De nada sirve comentar las ocasiones materiales de las que dispusimos para sacar adelante la eliminatoria, porque la realidad al despertar esta mañana de verano,es que ya no seguimos en la Europa League.Como comentario,como anécdota... puede quedar bien la imagen que dio el Sevilla F.C,pero eso al fin y al cabo de poco sirve en el mundo del fútbol.A todos los sevillistas lo que nos hizo vibrar realmente en esta competición,además del sentimiento sevillista,es ver a nuestro mejor equipo andaluz en una gran final y levantar la Copa en varias ocasiones.

El Sevilla F.C es como un hijo,una madre,un padre o cualquier familiar al que no puedes (o no se debe,mejor expresado) dejar de animarle porque tenga un mal día o incluso un error de consideración.Por eso hoy más que nunca te siento,y disculpa si alguna vez dejé de tener la lógica sensación de creer en ti por el insignificante sabor amargo de la derrota,que no es ni una millonésima parte de esta locura,este sentimiento o esta enfermedad que se llama sevillismo.Bendita enfermedad que abarrota el Ramón Sánchez Pizjuán y nos hace sentirnos vivos.